Con una foto de dos niñas
sonrientes en la mano, el año pasado Anthony Foster realizó una fuerte
declaración de la misión que tenía en su vida."Estos son mis niñas",
dijo ante las cámaras de televisión en Roma.
"Un sacerdote católico las
violó en la época en que esta foto fue tomada y por eso hemos estado luchando
durante tanto tiempo... Esta era mi familia perfecta. La habíamos formado así y
la Iglesia católica la destruyó".
Esta misión ocupó gran parte de
sus últimas dos décadas de vida. Foster murió en el hospital el fin de semana,
poco después de sufrir una caída en su casa en Melbourne, Australia. Tenía 64
años.
Junto con su esposa, Chrissie,
Foster había perseguido sin descanso a la Iglesia en busca de respuestas por
sus hijas, Emma y Katie, quienes fueron abusadas en su escuela primaria entre
1988 y 1993.
Tiempo después de las
violaciones, Emma pasó por la adicción a las drogas y se autolesionó.
En 2008, con tan sólo 26 años,
Emma tuvo una sobredosis de medicamentos y murió mientras sostenía un oso de
peluche que había recibido en su primer cumpleaños.
En 1999, Katie fue arrollada por
un conductor ebrio, lo cual la dejó con discapacidades físicas y mentales que
requieren atención constante.
Los Foster había buscado durante
mucho tiempo respuestas sobre el abusador de sus hijas, el sacerdote Kevin
O'Donnell, quien desde 1958 había sido acusado de pederastia.
Fue encarcelado por delitos
sexuales contra menores en 1995 y murió en 1997. La familia dijo que las
acusaciones que hizo no fueron tomadas en cuenta en un principio por la
Iglesia.
Finalmente, después de una
batalla legal de 10 años, los Foster recibieron unos US$555.000 tras un acuerdo
judicial.
"La iglesia debería
avergonzarse", dijo Foster en una entrevista con Fairfax Media en 2010.
"Si hubiera estado abierta a escuchar sobre el abuso, Emma podría estar
aquí todavía".
Además de la búsqueda de justicia
para su familia, así como nuevas y numerosas otras víctimas, los Foster
impartieron clases a padres y futuros padres sobre la comunicación con sus
hijos.
Su defensa ha contribuido a la
formación de una comisión real, la forma más alta de una
investigación pública en Australia, sobre el abuso sexual institucionalizado.
Creada en 2013, la investigación
debe entregar su informe final en diciembre de este año después de escuchar los
casos personales devastadores y señalamientos de que el 7% de los sacerdotes
católicos de Australia cometió abuso de niños entre 1950 y 2010.
Paul Kennedy, un periodista que
escribió un libro con Chrissie Foster, "Hell on the Way to Heaven"
(Infierno de camino al paraíso), dijo que la nación había perdido a "un
gigante".
"Anthony Foster fue mi
querido amigo y héroe. Adiós, hombre valiente", escribió Kennedy.
En un comunicado, la familia de
Anthony Foster dijo que estaba orgullosa de sus apasionados esfuerzos para
proteger a los niños.
"El corazón de Anthony era
tan grande que luchó por los demás para asegurarse de que lo que pasó con
nuestra familia no le pase a cualquier otra persona", decía la carta.
Finalizaron diciendo que les
trajo paz el saber que era un donante de órganos, "en concordancia con la
generosidad de Anthony en la vida y la muerte".
Honrado por el Estado
El primer ministro de Victoria,
Daniel Andrews, dijo que Chrissie Foster había aceptado la propuesta de que su
esposo tuviera un funeral de Estado.
"La historia registrará que
un hombre llamado Anthony Foster cambió silenciosa y profundamente la historia
de Australia", dijo. "Luchó contra actos malignos que vergonzosamente
fueron negados y ocultados", expresó el primer ministro australiano. (BBC)
PUBLICADO EL 1/06/2017
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