Río de Janeiro vive un conflicto
bélico de baja intensidad, una "guerra urbana", que requiere de
medidas contundentes y "coraje" para endurecer las leyes, sostuvo en
una entrevista el excapitán del BOPE Paulo Storani, uno de los policías que
inspiró la impactante "Tropa de Elite".
Hace más de una década que
Storani dejó la policía, pero sus cinco años como capitán del BOPE (Batallón de
Operaciones Especiales) marcaron su vida y le permitieron asesorar al director
Jose Padilha en "Tropa de Elite" 1 y 2, las películas que destaparon
la controvertida actuación policial en las favelas de Río.
Hoy, Storani es antropólogo,
experto en administración pública y recursos humanos y vive de pronunciar
conferencias sobre liderazgo.
Defiende que el BOPE es la fuerza
mejor capacitada para enfrentar el conflicto de Río, pero admite que sus 500
hombres son insuficientes para atajar una crisis de violencia resultado de un
conjunto de factores, entre ellos, la corrupción y la "tímida"
actuación del Estado frente al crimen organizado.
Estado ‘tímido’ y sociedad
corrupta
Storani apuesta por el
endurecimiento de un código penal que considera "excesivamente
permisible", y que, en su opinión, debe incluir una revisión de las
condenas a menores.
Además, critica la actuación de
un poder judicial "demasiado libertario" en la interpretación de las
leyes.
"Falta coraje para tener
leyes más duras en el momento que vive Brasil", asegura. La corrupción es
otro de los problemas, admite, aunque responsabiliza también a la sociedad
brasileña.
"No consigo concebir una
policía corrupta en una sociedad honesta. Si la policía es corrupta es porque
la sociedad es corrupta. La policía es violenta porque la sociedad es violenta.
Reformar la policía significa revisar nuestros principios y valores",
afirma en la entrevista con Efe.
"La sociedad es corrupta
cuando un ciudadano comete una infracción y paga 10 reales (3 dólares) al
policía para evitar una multa de 200 reales", resume. "Es el famoso
jeitinho (estilo) brasileño".
El caso de Río es especialmente
grave porque, a la corrupción y la crisis, se suma el tráfico de drogas,
"que financia la actividad criminal y corrompe", y las armas
"que garantizan el dominio del territorio".
Delitos federales que quedan bajo
la órbita de la policía militar, severamente cuestionada por su brutalidad y su
corrupción pero que, según Storani, está superada por el conflicto, con 47.000
efectivos que resultan insuficientes, unos 7.000 de baja y 4.000 expulsados por
sanciones.
Ser policía en Río de Janeiro
"Ser policía en Río de
Janeiro es uno de los trabajos más arriesgados del mundo", subraya el
especialista, que reconoce que la falta de preparación y la sobrecarga laboral
provoca reacciones desmesuradas.
"En vez de defender el uso
progresivo de la fuerza, la policía no está en plenitud de capacidad y opta por
la fuerza letal. La estructura acaba por llevar a la policía a estos
extremos", denuncia.
No obstante, lamenta que la
población "está más preocupada por la corrupción de la policía que por la
de los políticos" y, a poco más de un año de las elecciones presidenciales
en Brasil, advierte del riesgo de que la sociedad apueste por un "actor
mesiánico" porque "todavía creemos en el salvador de la patria"
y "no tenemos grandes estadistas que piensen en el país del futuro".
"Cuanto más severa es la
crisis y más duro el momento más apostamos por el salvador de la patria, cuando
somos nosotros los que tenemos que tomar las decisiones", lamenta.
Storani reconoce que no hay
solución a corto plazo para el conflicto que vive Río y él mismo, que se mueve
en un auto blindado, piensa en volver a portar su pistola para salir a la calle
como mecanismo de defensa. Fuente EFE
PUBLICADO
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PUBLICADO EL 20/08/2017