El drama entre el gobierno español en
Madrid y el gobierno proindependentista en Cataluña, que ha ido escalando en
tensión en particular desde el viernes, cuando las autoridades separatistas
catalanas declararon la independencia, ha incluido a dos personajes que les
resultan familiares a los estudiantes de política española: el mártir y el
dictador.
Carles Puigdemont, quien hasta el
viernes era el presidente del gobierno catalán, se ha autoasignado el papel del
mártir.
En las semanas que siguieron al
referendo del 1 de octubre, en el que cerca del 90 % de los catalanes
que votaron eligieron la independencia, Puigdemont ha representado el papel de
la víctima de la malvada administración madrileña.
No importa que el referendo fuera inconstitucional,
ni que solo el 41,5 % del electorado catalán se molestara en ir a votar.
La declaración de independencia del
viernes siguió el mismo guión. La decisión de Puigdemont de permitir que el
Parlamento de Cataluña declarara su independencia, fue un acto de
autoinmolación.
Sabía muy bien que esa declaración
obligaría a Madrid a hacer valer el artículo 155 de la Constitución española,
una provisión que permite que el gobierno central tome el control de una
comunidad autónoma.
Puigdemont ha disfrutado de la historia
del martirio político del movimiento nacionalista catalán. En especial, ha
invocado la memoria de Lluís Companys, quien declaró a Cataluña independiente
en 1934, justo antes de que iniciara la Guerra Civil Española.
Companys más tarde fue capturado por los
nazis, entregado al régimen del general Francisco Franco y ejecutado.
Naturalmente, el Castillo de Montjuïc, la fortaleza militar desde donde se
observa toda la ciudad de Barcelona y donde el ejército franquista ejecutó a
Companys, se ha convertido en un altar para los separatistas catalanes, sobre
todo durante este último mes.
Por su parte, el presidente Mariano
Rajoy está actuando como guardián del Estado de derecho y protector de la
nación, un papel evocador de una larga línea de personajes autocráticos en la
historia española (los caudillos), en particular del mismo Franco, quien
gobernó con mano de acero desde 1939 hasta su muerte en 1975.
Mediante sus impactantes actuaciones en
los papeles de mártir y caudillo, Puigdemont y Rajoy están intentando obtener
puntos políticos, mientras España se abalanza hacia el desastre político. Fuente The New York Times
PUBLICADO POR FM Libra
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PUBLICADO EL 03/11/2017